Por Max Torres

D os hechos importantes han pasado en mi vida en este mes de octubre, el mes de los milagros y lo que para muchos católicos representa el amor, la devoción por el Señor de los Milagros que en sus recorridos procesionales en Perú mueve a millones de personas. Su imagen es símbolo de esperanza, milagros y devoción. En mi caso personal, cada año me uno a la Hermandad del Señor de los Milagros en East Boston para recorrer sus calles cargando las andas del Cristo Moreno, pero en esta oportunidad viajé a Lima no solo para acompañar al también llamado Cristo de Pachacamilla sino para participar de las fiestas de la Virgen del Rosario en el pueblo de Tauca, en la provincia de Pallasca, Ancash, a 3,200 metros sobre el nivel del mar. Fue una celebración de mucha altura, casi tocand

See Full Page