El crecimiento económico reciente en América Latina y el Caribe presenta una paradoja central que, según los análisis de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), merece una profunda reflexión. La región ha logrado mantener una senda de crecimiento, aunque moderada, que se sostiene principalmente en un motor: la demanda interna. Este fenómeno, si bien permite a los gobiernos exhibir resultados positivos en el corto plazo, es un indicio de un desequilibrio estructural que amenaza la sostenibilidad a largo plazo.

El consumo privado es la columna vertebral de esta expansión. Cuando la gente gasta, la actividad económica se dinamiza. El aumento de la demanda se traduce en mayores ingresos para las empresas, lo que estimula la producción y, crucialmente, la creación de

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