Millones de personas en el mundo viven con tartamudez, una condición del habla que afecta la fluidez y que, más allá de ser un reto comunicativo, representa una lucha constante contra los prejuicios y la falta de comprensión social.
La tartamudez, o disfemia, se manifiesta a través de repeticiones, prolongaciones o bloqueos involuntarios al hablar. Según la Asociación Internacional de la Tartamudez (ISA), cerca del 1 % de la población mundial —unos 70 millones de personas— conviven con esta condición.
Aunque no guarda relación con la inteligencia ni con las capacidades cognitivas, muchas personas que tartamudean sufren discriminación, burlas y ansiedad social, especialmente en entornos educativos o laborales. Para ellas, cada conversación puede convertirse en un desafío emocional más que