Dice el vicepresidente de este nuestro terruño que se trabaja intensamente para que reuniones como la mantenida hace una semana con el ministro que tiene más hormigón en la cara que en las obras leonesas «no vengan llenas de aire». Y no pretendo dudar en absoluto de su buena voluntad para intentar que así fuese, pero el resultado nos permite hablar incluso de vendaval, porque cualquiera que rasque más allá de la palabrería posterior a dicho encuentro hallará únicamente una hoja de servicios que clama al vacío y levita sobre la nada. Lo más llamativo, la inminente visita –esperemos que no sea la semana que traiga tres jueves– de una directora general de Aena para «poder estudiar incluso la posibilidad» de que el aeropuerto de León funcione como terminal de carga sin tener terminal de carga
Abundio

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