En los últimos años, los eventos deportivos han dejado de ser simples celebraciones de barrio para convertirse en verdaderas herramientas para el desarrollo económico y social de una zona. Y es que ya no son solo formas de entretenimiento, sino espacios capaces de activar flujos turísticos y visibilizar territorios que antes no eran tan conocidos. El aficionado de hoy no es como el de ayer.

Ya no consume el deporte de forma pasiva: lo interpreta, lo comparte y, cada vez con más frecuencia, lo complementa con información especializada, como una guía de apuestas de fútbol , estadísticas en directo o un análisis que enriquece la experiencia mucho más allá de lo que pueda decir el marcador. Todo esto hace que el deporte deje de ser solo resultado y se convierta en un motor cultural, económi

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