Un día completo dentro del sistema revela dónde se evaporan los minutos que faltan al final de cada jornada. La experiencia se basa en un recorrido continuo de 24 horas concatenando buses, metro y tranvías, midiendo transbordos, esperas y desvíos. No busca culpas individuales, sino patrones repetidos que, sumados, moldean la vida urbana. El resultado ofrece un mapa del tiempo silencioso que nadie ve, pero que decide la puntualidad cotidiana.

Para conectar percepción con probabilidades, se compara cada tramo con estimaciones de retraso y puntualidad. Igual que en modelos de riesgo o lecturas de cuotas, referencias como whalebet sirven de metáfora para entender cómo una pequeña desviación porcentual se vuelve un gran saldo al final del día. La tesis es simple: lo micro, acumulado, manda.

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