El silencio del camposanto del municipio de Landázuri, en Santander, fue interrumpido este miércoles por un suceso tan inesperado como perturbador. Una mujer, aprovechando la ausencia temporal del sepulturero —quien estaba incapacitado por dengue—, decidió abrir una bóveda y sacar el féretro de un hombre que había sido enterrado hace tres meses.

Con sus propias manos retiró la lápida, deslizó el cajón hacia afuera y levantó la tapa. Enseguida, comenzó a hablarle al cadáver, como si estuviera frente a una persona viva. “Voy a comprarle uno mejor, papacito”, se le escucha decir en un video, mientras le muestra un par de jeans que acababa de adquirir en una tienda del pueblo.

Según relató el párroco de Landázuri, Bayron Alexander Martínez, el cuerpo correspondía a Diego Expedito Moreno Roja

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