En toda cocina, la heladera es el electrodoméstico que más trabaja y más se ensucia. Entre restos de comida, derrames y envases olvidados, puede convertirse rápidamente en un foco de malos olores y bacterias. Pero su limpieza no es solo una cuestión estética: mantenerla en condiciones óptimas es clave para la salud, la seguridad alimentaria y el ahorro energético.

Con el paso del tiempo, los residuos acumulados en bandejas y juntas pueden generar moho y contaminación cruzada, afectando la frescura de los alimentos. Además, una heladera sucia o con escarcha excesiva consume más energía para enfriar, elevando el gasto eléctrico.

Los especialistas en limpieza y mantenimiento coinciden en que una rutina regular y algunos trucos sencillos bastan para conservar este aparato esencial en su mejo

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