La actividad física no es una moda ni un lujo, es una intervención de salud pública con beneficios comprobados para el corazón, el metabolismo, el cerebro y el bienestar emocional. La evidencia acumulada en las últimas décadas muestra con consistencia que quienes se mueven con regularidad viven más y mejor: disminuye la mortalidad por todas las causas y se reduce el riesgo de infarto y accidente cerebrovascular. El ejercicio también ayuda a prevenir y controlar la diabetes tipo 2 al mejorar la sensibilidad a la insulina y disminuir la hemoglobina glicosilada. En salud mental, los programas de actividad física reducen la probabilidad de depresión y alivian sus síntomas. En la adultez mayor, además, el movimiento protege funciones cognitivas como la memoria y la atención.

¿Por qué moverse i

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