Como decía Antonio Gramsci, el mundo viejo no termina de morir, y el nuevo no termina de nacer, y en el mientras tanto, surgen los monstruos.

Eso es lo que sucede hoy en un mundo que se reconfigura hacia el multilateralismo, mientras el Imperio Estadounidense no se resigna, y con un Calígula al frente, intenta mantener la iniciativa política, incluso a costas de hacer el ridículo.

Donald Trump voltea una parte de la Casa Blanca para hacer un mega salón de baile, mientras les manda la Guardia Nacional a las ciudades gobernadas por demócratas para reprimir a sus propios ciudadanos, a quienes llama comunistas antiestadounidenses. Asesina extrajudicialmente a pescadores venezolanos, colombianos y de otros países del Caribe acusándolos sin pruebas de ser narcoterroristas. Y fracasa en sus int

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