Desde los tiempos más remotos, los impuestos son consignados por los historiadores como una de las principales causas de guerras, revoluciones y decadencia de grandes civilizaciones.

La decadencia de la civilización egipcia fue consecuencia, en parte, de intolerables impuestos que detuvieron el proceso productivo.

La decadencia del imperio romano tuvo entre sus principales causas la excesiva carga fiscal a los habitantes del imperio.

La Carta Magna, arrancada a Juan Sin Tierra, es producto de la inconformidad ante la excesiva y desigual carga tributaria.

La Revolución francesa surge también en gran parte como consecuencia de un descontento ante los excesivos impuestos.

La lucha por la independencia de las colonias inglesas en América del Norte tiene como causa problemas tributarios.

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