“Venezuela tiene nada más y nada menos que 5 mil Igla-S”, proclamó Nicolás Maduro este 23 de octubre, rodeado del alto mando militar y ante las cámaras de Venezolana de Televisión. Hablaba de un arma específica, de fabricación rusa, que se dispara desde el hombro y puede derribar aviones, helicópteros o drones.

“Cualquier fuerza militar del mundo sabe el poder de los Igla-S… más de 5 mil, el que entendió, entendió”, advirtió. Según dijo, esos misiles portátiles están desplegados “hasta en la última montaña, en el último pueblo y en la última ciudad del territorio”, con “miles de operadores entrenados” y “equipos de simulación” para afinar la puntería.

El anuncio puso en escena una de las piezas más sensibles del arsenal venezolano. El 9K338 Igla-S -designado por la OTAN como SA-24 “Grinc

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