Barcelona Para la mayoría es la primera revisión oftalmológica y llegan con algo de nervios. Pero el circuito montado para comprobar la agudeza visual, la convergencia de los ojos o las dioptrías es como un juego y, poco a poco, las criaturas se sientan y atienden a las indicaciones de las profesionales voluntarias. "Quizá me pondrán gafas porque de lejos no veo la pizarra", explica Yovor, de siete años. Como él, una cincuentena de niños y adolescentes pasarán por las salas habilitadas como pequeñas ópticas en el Centro Socioeducativo del Raval de la Fundación Pere Tarrés para ayudar a las familias vulnerables a costear las revisiones y también las gafas en caso de que finalmente lo necesiten.

Laura Carmoni ha venido con su hija, a la que le pondrán gafas para corregir una miopía que le

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