Las universidades más prestigiosas del mundo —Harvard, Yale, Princeton, Stanford y Columbia— están produciendo generaciones de jóvenes brillantes, obedientes y sin rumbo. Así lo denuncia William Deresiewicz en su libro Excellent Sheep, una radiografía incómoda de cómo el sistema educativo de élite ha convertido el aprendizaje en una carrera de obstáculos para obtener prestigio, no sabiduría.
Deresiewicz fue testigo de cómo sus estudiantes, pese a ser los “mejores”, carecían de propósito y autonomía. Hacían todo “bien”: sacaban notas perfectas, acumulaban premios, ingresaban a las universidades top. Pero detrás del éxito se escondía el vacío de no saber quiénes eran ni qué querían aportar al mundo.
Los llama “ovejas excelentes”: jóvenes que han aprendido a complacer y no a pensar. El mied

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