Ya no es solo un mal día. O un bache. Es algo más. Si no, no se entiende que un equipo que ganó con autoridad los seis primeros partidos de la temporada haya cambiado tanto y haya pasado a enlazar un empate con dos derrotas. Y que en ese tramo no haya marcado ni un gol. No es algo normal, aunque el fútbol juegue a lo inexplicable.

Al margen de los números, está la respuesta del equipo en el campo. Que se supone que es lo más preocupante, porque la Liga no terminará este fin de semana – el Tenerife podría ceder el liderato–. Pero las sensaciones... Eso es diferente. Ya se detectaron señales en la visita al Castilla y también en la cita posterior con el Zamora. Dos triunfos con sus matices. Y afloraron con más claridad sobre el irregular césped del Príncipe Felipe y en los dos p

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