La presencia de una ingente cantidad de gatos en solares y terrenos de la periferia de la Playa de Palma ha provocado primero la sorpresa, después la preocupación y después la indignación del colectivo vecinal. Más, cuando se se han percatado que incluso hay personas que se desplazan desde el casco urbano de Palma hasta esa zona para dar de comer y beber a los felinos que se amontonan en zonas boscosas y próximas a viviendas de la parte más alejada de la primera línea de costa.

Incluso los indigentes que habitan en varios asentamientos de Can Pastilla o Las Maravillas han habilitado en el entorno de sus habitáculos pequeños espacios en los que ofrecen comida y agua que los felinos disfrutan con total libertad. Transitar por algunos de esos terrenos supone observar a decenas de

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