No tienen redes, ni web, solo tradición oral y un teléfono de los de toda la vida. Pero paradojicamente tienen la carta en digital, con código QR, que no les pega nada. Es corta, pero aderezan la misma con sugerencias del día cantadas pero sin precio, una opción que debería estar en desuso. Abren exclusivamente a mediodía y no tienen empleados, se bastan solos Luis y su esposa, que cocina con respeto los productos del mar, que suele alternar con algún guiso, aquella semana garbanzos con almejas, a veces fabada u otro plato de cuchara. Luis atiende la sala con veteranía, con formas de andar por casa y un punto de socarronería si le das pie. Tiene buena conversación.

Optamos por unas navajas muy sabrosas, bien limpias, unos salmonetes de tamaño medio que destilaban sabor a frescura y mar, y

See Full Page