Decíamos ayer, en la columna de la semana pasada, y continuamos ahora con el tema del Nobel de Literatura. Por principio, casi nunca leo a los galardonados, excepto que los haya leído antes, pero esta vez hice una excepción a esa regla y me asomé a pispear un adelanto del último libro de Krasznahorkai que ya publicó aquí editorial Sigilo. Y lo que me llamó la atención del texto, más allá del delicado diseño de una prosa bordada que parece aspirar a los dones de la verdadera literatura (y quién te dice, quizá los tenga), fue que, apenas iniciado el relato, el húngaro introduce como personaje al príncipe japonés Genji, protagonista de la milenaria novela de Murasaki Shikibu (Genji Monogatari. Tomo 1, Esplendor. Tomo 2, Catástrofe), a quien la tradición hegemónica llama “la Marcel Proust de O

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