Lo decimos una vez más: siempre es mejor cuando una película se arriesga a hacer algo distinto o difícil, algo que suponga un verdadero desafío a la hora de ser abordado, sobre todo si se trata de una de terror, de por sí un género de fórmulas y códigos predecibles.
Así lo hace Ben Leonberg, director, editor, fotógrafo y coguionista de Good Boy, la película de terror protagonizada por el perro Indy (un Retriever de Nueva Escocia), quien alcanza niveles de expresividad, de movimientos y de presencia ante la cámara como hacía tiempo no se veían en un protagonista canino, casi como si la mascota tuviera un talento innato para el arte dramático.
Es cierto que, a pesar de sus 72 minutos, la película no puede evitar que algunas escenas se sientan un poco estiradas y que los recursos se agoten

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