Cantina de la esquina

Aquel elegante caballero llegaba todas las tardes a la cantina de cierta esquina, en Culiacán, y ordenaba:

“Por favor, dos tequilas reposados”. Y se los tomaba.

El cantinero extrañado, al fin decidió preguntarle:

“¿Por qué no ordena un tequila doble y ya está”.

“No puede ser, señor, porque uno de estos tequilas es para mi amigo que vive en Boston y el otro es el mío”. La historia siguió igual, hasta que un día, el hombre ordenó un solo tequila reposado.

El cantinero, intrigado, le preguntó entonces:

“¿Y su amigo qué, ha muerto?”.“No. Sigue de lo más bien en Boston… Lo que ocurre es que yo ya dejé de tomar licor”.

Cuestión de gustos

“Doctor, no me gustan las mujeres”.

“Pues, mire (responde el médico, que era caníbal), coma cualquier otra cosa”.

Aquel joven e

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