Una revisión al detalle de los procesos electorales desde el 2001 nos muestra que la desafección ha primado, sobre todo, en las dos últimas elecciones generales del 2016 y 2021. Esto quiere decir que las personas que no apostaron por ningún candidato (la suma de votos en blanco, votos nulos y el ausentismo) superaron a la votación de los candidatos que quedaron a la cabeza durante la primera vuelta.

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El patrón se repite en Puno, Cusco y Arequipa para las elecciones del 2016 y 2021, donde la desafección supera, en todos los casos, el 30%. Los casos más notorios se registran en Arequipa en el 2016 donde la desafección llegó a 42,60% frente al 20,30% que re

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