El sistema fluvial Paraguay–Paraná, columna vertebral de la logística regional, enfrenta una de sus etapas más críticas de las últimas décadas. La bajante del río Paraguay , que sostiene el tránsito de barcazas entre el norte y el sur del país homónimo, registra un descenso diario de entre cuatro y seis centímetros, afectando los principales puntos de navegación en Vallemí, Concepción, Asunción y Pilar.

La disminución constante del nivel del agua ya impacta de manera directa sobre la capacidad de transporte . En varios tramos, las embarcaciones operan con calados de apenas nueve pies, cuando lo habitual para el funcionamiento pleno se ubica entre diez y doce. Esto significa que los convoyes deben reducir su carga en torno al 25% para continuar navegando, una tendencia

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