El premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades convocó a EL PAÍS para desmentir que sea un hombre ostentoso como, a su juicio, dieron a entender algunas crónicas

Byung-Chul Han (Seúl, 1959) quiere hablar de sus pianos. Tiene dos: un Steinway y un Fazioli. También quiere hablar de su jardín, que le gusta cuidar. Quiere hablar de la importancia de hacer cosas con las manos. “La felicidad viene por el trabajo con las manos”, dice, “para Heidegger el pensamiento es un trabajo manual, para Paul Celan también lo es la buena poesía. Sin mano no cabe ni la felicidad, ni el pensamiento, ni la acción”. Más información Byung-Chul Han, en los Premios Princesa de Asturias: “Nos hemos convertido en una herramienta del ‘smartphone’: nos usa a nosotros, y no al revés”

Han, el filósofo

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