No era una entrevista. Era un padre hablando de una hija que ya no está.
“Ella trajo tanta alegría, risas y amor a nuestras vidas... y no tenía miedo de compartir su propio viaje con la salud mental ” . Esas palabras, pronunciadas en directo, no fueron un comunicado oficial. Fueron un grito silencioso en medio del ruido digital. Emmanuele “Emman” Atienza, de 19 años, dejó de existir en su casa de Los Ángeles, y el mundo se enteró por la televisión que ella misma miraba desde su cuarto.
En TikTok, donde acumulaba más de 920 mil seguidores, su último video era un selfi con una camiseta negra y una sonrisa que no parecía forzada. Debajo, un comentario de una chica desconocida decía: “Tú me enseñaste que no hay que ocultar las grietas. Gracias” . Esa frase, repetida cientos de veces e

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