Ahora, el sonido dominante es el llanto suave de una bebé de siete meses, seguido por los pasos vacilantes de un hombre de 35 años tratando de calmarla con una canción desafinada. Machine Gun Kelly —Colson Baker, para los que aún lo recuerdan como el chico que cantaba sobre drogas y desesperación— ha pasado más noches en esta casa en lo que va de año que en los últimos dos juntos. Pero nadie ha dicho que estén juntos. Nadie ha firmado un papel. Nadie ha publicado una foto.

En la cocina, Megan Fox observa desde la puerta, con el cabello recogido, sin maquillaje, y los ojos que ya no buscan culpa en los gestos de él. Ella no lo perdonó —no así, de un día para otro— pero sí lo dejó estar. Cuando nació Saga Blade , en marzo, él estuvo allí. No como invitado. No como espectador. Co

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