El Unicaja fue un cooperador necesario para la aplastante victoria de La Laguna Tenerife (95-79). Los malagueños fueron un juguete en las manos de Marcelinho Huertas (42 años) y su pandilla, que parecen haber bebido el elixir de la eterna juventud. Qué manera de jugar al baloncesto, qué manera de madurar, qué manera de abusar de un rival que está lejos a día de hoy de lo que fue. Hay atenuantes, explicaciones y argumentos en el análisis, pero eso no quita que la distancia sea abismal en este inicio de temporada.
Perder se puede perder cuando se va a las islas, lo malo es el regusto que deja después de plantar cara al Barcelona en el Carpena. A los nuevos les está costando cogerle el rollo y algunos de los veteranos se contagian a veces de la incapacidad global. Tiene momentos en l

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