En el Perú, ya ni las alarmas suenan: se han vuelto parte del paisaje sonoro. Como los cláxones, los discursos políticos y las promesas vacías. En Lima y en las regiones, la delincuencia se ha sentado en la cabecera de la mesa nacional, brindando con impunidad mientras el resto del país mastica miedo.

Hace unos días, en Tarapoto, un joven de 18 años, Kevin Bryan Santos Flores, fue detenido con dinero que, según la Policía, eran parte del botín de un asalto a un agente bancario en La Banda de Shilcayo. Lo capturaron gracias a un paciente trabajo de inteligencia, dicen los partes oficiales. Pero mientras el uniformado posa con el detenido y los billetes marcados, los vecinos se preguntan: ¿cuántos “Kevin” más andan sueltos? ¿Y cuántos de ellos nacieron del abandono y el desgobierno que llev

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