Durante siglos, los restos del imperio Wari permanecieron dispersos bajo capas de tierra y silencio. Esta civilización, que floreció entre el 500 y el 1200 d.C. en lo que hoy es el territorio peruano, fue una de las más influyentes de los Andes precolombinos. Unificó pueblos diversos, edificó ciudades planificadas, desarrolló cerámica y textiles de gran precisión y dejó momias intactas que hoy asombran por su conservación. Pero su historia aún estaba incompleta.

Ahora, dos descubrimientos recientes están ofreciendo un retrato más nítido de su compleja organización social. Por un lado, se han localizado decenas de tumbas desconocidas en Pachacámac , al sur de Lima. Por otro, una construcción inusual en el valle de Nazca plantea una nueva interpretación sobre los asentamientos rural

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