Corrían los tiempos de Hugo Chávez en Venezuela y su enfermedad terminal daba lugar a múltiples conjeturas y conjuras que circulaban persona a persona dado que las redes no eran tan ágiles como hoy. Entre los grupos que movían los rumores destacaban unas damas que siempre respaldaban sus elucubraciones con fuentes tan fiables, como “ me lo dijo el primo de un amigo de un general ”. Esas voceras tenían en común su residencia en un barrio de clase media alta de Caracas llamado “El cafetal” y, a fuerza de no acertar, sus predicciones se convirtieron en un referente burlesco de las personas que opinan sin fundamento y, sobre todo, sin actuar. Cuando la opinión pública es orientada por rumores dispersados por “creadores de contenido”, hay que preocuparse porque la reacción colectiva

See Full Page