Ser padre no es un trabajo con manual de instrucciones. Por mucho amor o buena voluntad que haya , educar implica cometer errores y aprender sobre la marcha. Sin embargo, hay ciertos hábitos cotidianos que, aunque parezcan inofensivos, pueden erosionar poco a poco el respeto que los hijos sienten hacia sus padres y debilitar su confianza en ellos.

Una de las ideas más repetidas por psicólogos y pedagogos es que los niños imitan lo que ven, no lo que escuchan. Cuando los padres se contradicen, incumplen lo que dicen o actúan de un modo distinto al que exigen, el mensaje que los hijos reciben es de confusión y desconfianza.

Por eso, la coherencia es esencial. Si un día se prohíbe ver la televisión durante la comida, pero al siguiente los adultos lo hacen, la norma pierde sentido. Los

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