La historia también la hacen los pequeños detalles, ejemplo de un tiempo en que las prisas y la cultura de la inmediatez no existían . Quizá por eso el tiempo dedicado a los rituales de cada día tenían un espacio protocolario y respetado. Venerado incluso. En ese esquema, en ese tiempo, se encuadra el mobiliario del cuarto de baño que nos ocupa. Fue el regalo de bodas que hizo Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, XVII duque de Alba y padre de Cayetana, a su esposa María del Rosario Silva y Gurtubay.

Quería hacerle un regalo «diferente». De ahí que el duque contactase con Armand Albert Rateau, un joven diseñador residente en París que acababa de independizarse y que fue el triunfador en la exposición universal de 1925. De hecho, le llovían los encargos de la nobleza y poderosos de toda Eu

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