El mundo se está yendo a la mierda, no por falta de recursos, sino por exceso de negación. No hay ideología que lo salve si seguimos tratando los datos como enemigos y la evidencia como amenaza, tal vez la verdadera revolución hoy sea recuperar el valor de lo obvio, que un país con 50% de pobreza está en crisis, que un gobierno que fracasa debe rendir cuentas, que un voto debería ser un acto de conciencia, no de fe.
Las elecciones de Argentina no son solo un asunto argentino, son el espejo de una locura colectiva que parece repetirse en todo el mundo. Un país con más del 50% de su población en la pobreza, una inflación que superó el 200% durante el último año, una moneda que se devaluó a niveles históricos y una población que, pese a todo, volvió a votar por quienes encarnan, de una u otr

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