En un extenso edificio situado en lo alto de una meseta de Nuevo México, los trabajadores laboran sin descanso para cumplir una misión vital: producir las partes centrales de las bombas nucleares estadounidenses.

El esfuerzo supone un desafío excepcional. Los técnicos del Laboratorio Nacional de Los Álamos deben manipular plutonio peligroso para crear los núcleos del tamaño de un pomelo, conocidos como pits en inglés. Lo hacen en un edificio de casi 50 años de antigüedad en proceso de renovación para solucionar problemas de infraestructura obsoleta y averías en los equipos que, en ocasiones, han interrumpido las operaciones o propagado contaminación radiactiva, según descubrió The New York Times.

Ahora, el laboratorio está sometido a una presión cada vez mayor para satisfacer las ambicio

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