Actualmente, la inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser un concepto futurista para convertirse en una realidad cotidiana. Desde aplicaciones que escriben textos o generan imágenes hasta plataformas que componen música o editan videos, las TIC han dado origen a una revolución creativa que plantea tanto oportunidades como dilemas éticos.

Herramientas como ChatGPT, DALL·E, Runway o Gemini permiten crear contenidos que antes solo podían realizar personas especializadas. Artistas, comunicadores y diseñadores están aprendiendo a convivir con algoritmos capaces de producir ideas, estilos y soluciones visuales en cuestión de segundos. Este fenómeno redefine el concepto de autoría y el papel del ser humano en los procesos creativos.

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