Las escuelas públicas del Norte de Texas se enfrentan a presupuestos ajustados, y este sombrío panorama financiero, sumado a la disminución de la matrícula, ha llevado a algunas autoridades a decidir cerrar escuelas.

Cerrar una escuela suele ser una decisión emocional. Cada campus sirve como un pilar en la comunidad y es fuente de orgullo. Los niños crecen apegados a la escuela de su vecindario, donde dependen de amigos y maestros para su estabilidad. A menudo, generaciones de familias han compartido sus valores.

Sin embargo, cuando la junta directiva se enfrenta a un déficit presupuestario y proyecciones de matrícula a la baja, a veces no queda otra opción que cerrar una escuela con capacidad insuficiente y reorganizar los límites de asistencia. Se consideran las proyecciones d

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