A Maduro le sale mal la fiesta de la canonización

La Hora de Venezuela

Baltazar Porras descuelga el teléfono con el primer repique, como alguien que lleva días viajando con un calendario donde no cabe otra misa o comida, mucho menos otro intercambio con un periodista que intenta ir más allá de la estampa de la Madre Carmen, de José Gregorio Hernández, de las virtudes que los llevaron a ser canonizados. Porras me atiende tenso al mediodía del miércoles, ya con dos venezolanos oficialmente santos.

“Buenas tardes, sí, dígame,” soltó el Cardenal de primeras.

Cinco días después de iniciar el programa de las canonizaciones en Roma, el hito que representa la doble canonización está rodeado de lo que cabía esperar de un país católico sometido a una dictadura: incertidumbre y conflicto. Gracias

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