El eco metálico de las puertas de seguridad se mezcla con los flashes y las entrevistas de una alfombra roja. Pero esta no es una premiación en Los Ángeles ni un estreno de Hollywood: ocurre dentro del Centro de Rehabilitación de San Quintín , una de las prisiones más emblemáticas de Estados Unidos. Allí se celebra el Festival de Cine de San Quintín , un evento que desafía los límites entre el castigo y la creatividad.

Durante décadas, el penal fue conocido por albergar a algunos de los criminales más peligrosos del país y por tener el corredor de la muerte más grande del estado. Hoy, sus pasillos son escenario de una revolución silenciosa: la cultura como herramienta de transformación.

Uno de los protagonistas es Ryan Pagan , condenado a 77 años por asesinato. A sus 37 años, p

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