La conversación en torno a la soberanía digital está cobrando fuerza en todo el mundo. En el clima actual de incertidumbre geopolítica y competencia tecnológica, es tanto natural como necesario que las naciones busquen un mayor control sobre su futuro digital. El verdadero problema no es si los países deben perseguir la soberanía en sectores críticos, sino cuál es la mejor manera de lograrla.

Muchas naciones están respondiendo al nuevo entorno global invirtiendo fuertemente en centros de datos, bajo el supuesto de que poseer la infraestructura física para la nube, los datos y la IA garantiza la independencia. Sin embargo, creer que la soberanía se logra solo con tener servidores y procesadores en territorio nacional ignora la interdependencia tecnológica del mundo. Esta idea puede desvi

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