Ahora que en estos días se ofrece La forza del destino en la ABAO bilbaína, conviene recordar que Verdi estuvo en España para darla a conocer.

Hay viajes que no se olvidan y artistas que regresan de ellos transformados. El de Giuseppe Verdi a España en 1863 fue uno de esos momentos decisivos. En plena madurez, el maestro de Busseto visita El Escorial, ese coloso de granito que Felipe II imaginó como monasterio, palacio y tumba. Aquella experiencia, mezcla de austeridad y sobrecogimiento, dejó una huella profunda que acabaría resonando primero en Don Carlos (1867) y después, de forma sublimada, en su monumental Messa da Requiem (1874).

La visita de Giuseppe Verdi a El Escorial es uno de esos episodios curiosos y poco conocidos de la vida del compositor. Ocurrió en

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