En la década de los 70, cuando los receptores no tenían protección y los safeties eran los jefes de la sombra, Atkinson y Jack Tatum formaban una pareja que no necesitaba anuncios para ser temida. Su nombre no aparecía en las estadísticas de más yardas, pero sí en las historias de los que lo enfrentaron. “Si no quieres que te golpeen, es mejor no aparecer cuando jugamos el domingo” , solía decir, sin sonreír, como quien anuncia el clima. Y no era una advertencia vacía: su golpe a Lynn Swann en 1975 dejó al futuro miembro del Salón de la Fama fuera de la final de la AFC; el siguiente año, lo volvió a dejar tendido en el primer partido de la temporada, aunque el balón ni siquiera lo hubiera tocado. El entrenador Chuck Noll lo llamó “elemento criminal”. Él nunca se disculpó. Solo lo ent

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