El contacto físico suele percibirse como una de las expresiones más puras de afecto, apoyo y cercanía en la pareja. Sin embargo, investigaciones recientes demuestran que, en determinados contextos, gestos como abrazar, acariciar o tomar la mano pueden convertirse en herramientas sutiles de manipulación emocional . Lo que para muchos parece cariño, para otros es una estrategia calculada al servicio del control, especialmente cuando intervienen personas con perfiles de la llamada “tríada oscura” de la personalidad: narcisismo, psicopatía y maquiavelismo .

Cuando el afecto físico deja de ser inocente

Lo que suele entenderse como intimidad espontánea —abrazar tras una discusión, buscar la cercanía con una caricia— puede tener, en algunos casos, un propósito mucho menos inocente.

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