Los problemas de la defensa del Mallorca no son sino una prolongación de los que ya tuvo desde el mismísimo comienzo del presente año. Durante toda la primera vuelta el equipo mantenía la herencia de los conceptos inculcados por Javier Aguirre cuyos números, noveno la primera temporada y décimo quinto en la siguiente, todavía no ha superado Jagoba Arrasate que, hasta el momento no ha logrado recuperar aquella seguridad.

El mejicano, consciente de la debilidad de la plantilla, se inclinó casi siempre por un 5-4-1, dibujo que a su sucesor no le gusta demasiado. Cierto es que aquel contaba con Nastasic a la izquierda de Valjent y Raillo , que el cuarto central era Copete y ahora los nuevos recursos son Kumbulla , lesionado, y David López . También usó circunstancialmente y sin éxito a Larin o a Javi Llabrés , aunque contó con Ruiz de Galarreta (30 partidos) y Baba (29) en el doble pivote como contrapunto al dúo Samu-Mascarell, en la 2023-24, ya con Sergi Darder y sin Kang in Lee . En la décima jornada tenía un punto menos que ahora, ocho. No estuvo ni una sola jornada en descenso, pero tampoco remontó mucho más arriba del último tercio de la clasificación, tal vez una premonición que no pocos analistas y muchos más aficionados, firmarían hoy mismo.

No es mi intención establecer comparaciones que, de otro lado, tampoco servirían de nada. Sin embargo y aunque la línea de zagueros nunca es la responsable única de las deficiencias defensivas del equipo, es la que más ha sufrido la pésima planificación veraniega presidida por la improvisada política aplicada por el director deportivo, Pablo Ortells, impuesta por el presidente Andy Kohlberg y avalada por su sustituto en funciones, Alfonso Díaz. Maffeo hizo toda la pre temporada pensando en su traspaso, los incombustibles Valjent y Raillo han cumplido, igual que Mojica, un año más sin relevo a la vista. También Samu estuvo sobre la mesa de su representante, Jorge Mendes, en un intento de venta expresa en los últimos días de mercado y sin plan B que lo respaldara. A la vista está que uno recoge siempre lo que siembra salvo que se estropee la cosecha, que aun es peor.

Solo en un encuentro, en Palma ante el Alavés, Leo Román no ha tenido visto vulnerada su portería. El legado recibido se ha diluido en el tiempo y en la memoria . Ojalá no lo haga en el ejercicio.