Observar y analizar la política implica, por necesidad y honestidad, que quien realice ambas acciones lo haga con la mayor objetividad posible. Sin lugar a duda y en cualquier caso siempre persistirá un dejo de subjetividad y de opinión, pero en todo momento debe procurarse, en la medida de lo posible, que las preferencias personales se mantengan al margen de aquello respecto de lo que se pretende comprender un fenómeno concreto o anticipar un posible hecho. Anticipo esta explicación porque el tema que abordaré no se refiere, con en la mayoría de mis colaboraciones, de una preferencia personal respecto de la política y el posible rumbo que pueda tomar, en este caso, la región latinoamericana y, con amplia posibilidad en un futuro próximo, nuestro país.

Apenas el domingo pasado Argentina v

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