La industria automotriz vuelve a encender las alarmas. Nissan y Mercedes-Benz confirmaron que la producción global enfrenta una nueva amenaza por la escasez de semiconductores, esta vez causada por Nexperia , una empresa holandesa bajo control del gobierno de Países Bajos tras una disputa con su matriz china Wingtech. El conflicto escaló cuando Pekín bloqueó las exportaciones desde China, afectando el flujo de chips esenciales para la fabricación de vehículos .
El impacto ya se siente en las líneas de producción. Nissan reportó tener reservas de semiconductores suficientes solo hasta la primera semana de noviembre, mientras que Mercedes-Benz reconoció que busca alternativas urgentes en todo el mundo para evitar paros técnicos. El problema comenzó tras la decisión de Países Bajos de intervenir Nexperia por presuntas transferencias de tecnología sensible a China, medida que llevó a Pekín a responder con una prohibición total de exportaciones.
La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles advirtió que la situación podría detener fábricas en cuestión de semanas. Los inventarios se agotan y reemplazar a un proveedor de chips no es sencillo. Cada semiconductor tiene funciones críticas en sistemas de seguridad, manejo y conectividad, lo que complica sustituirlo sin rediseñar piezas enteras.
Guillaume Cartier, jefe de rendimiento de Nissan , reconoció desde el Japan Mobility Show para Reuters que “Por el momento, no tenemos una visión completa” de cuánto durará la crisis. Aseguró que, aunque la marca aprendió de la pandemia y reforzó su reserva de componentes, sigue dependiendo de pequeños proveedores dentro de la cadena global. “Estamos bien hasta la primera semana de noviembre” , advirtió.

La tensión política agrava el panorama. Ola Källenius, director ejecutivo de Mercedes-Benz , explicó que esta escasez “Esto es diferente a la anterior crisis de los chips”, porque ahora responde a un conflicto geopolítico y necesitará una solución diplomática. Subrayó que los autos modernos integran componentes de todos los continentes, por lo que cualquier ruptura comercial impacta a toda la cadena industrial.
Honda ya suspendió operaciones en una planta mexicana, mientras que Lucid y General Motors intentan contener los efectos ajustando su producción. En Europa, analistas estiman que los inventarios podrían agotarse en menos de un mes si la disputa continúa. “Los gobiernos están negociando con China, sobre todo Estados Unidos”, afirmó Klaus Schmitz, socio de Arthur D. Little, quien considera que la crisis apenas comienza.

La fragilidad de la nueva industria automotriz
El caso Nexperia evidencia la fragilidad de las cadenas de suministro globales. La industria, que aún se recupera de la pandemia y de los aranceles estadounidenses, enfrenta ahora un escenario donde la tecnología se cruza con la política . Un semiconductor detenido en aduana puede frenar fábricas enteras en tres continentes.
En Latinoamérica, la preocupación crece. Brasil advirtió que algunas plantas podrían detenerse en dos o tres semanas si no se restablece el flujo de componentes. México , que ensambla modelos clave para Nissan y Mercedes-Benz, también podría resentir el golpe.

Lo que comenzó como un control administrativo en Países Bajos se convirtió en una nueva guerra de chips con consecuencias globales. La industria automotriz vuelve a depender de la diplomacia internacional para mantener en movimiento a millones de vehículos que, por ahora, esperan un microchip para seguir rodando.

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