“ Esto es para los viejos que nos metimos en esto y ya toca morir acá ”, estas son las palabras de María Teresa Echeverry, lustrabotas que se ubica en toda la esquina de la Catedral Basílica, entre la carrera 22 con calle 22 del Centro de Manizales.

Ella llegó hace 30 años a ese sitio, le compró el puesto a un “viejo amigo” por $80 mil y desde eso trabaja ahí.

Teresa tiene 64 años, es de tez morena, pelo rojo revolcado, ojos claros y manos arrugadas y temblorosas que plasman los años de una persona que ha lustrado toda su vida, abre su puesto a las 10:00 a. m., es la que más tarde llega y se va, ya que espera a “los señores encorbatados” que salen de las oficinas.

Teresa y María Gloria Salgado son las únicas mujeres emboladoras del sector. “ Habíamos 35 y ya no hay sino 8. La m

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