Es primera hora de la mañana. En el interior del Museo del Prado de Madrid, frente al Adán y Eva de Durero, Alfonso Campos mantiene los ojos fijos en los rostros de los protagonistas. Sin apartar la vista del cuadro, nos confiesa que su forma de mirar el arte ha cambiado en los últimos meses. “Antes veía un cuadro y simplemente pensaba ‘qué bonito’, pero ahora sé que hay muchas más cosas detrás de lo que se ve”, reflexiona. Alfonso ha comprendido que cada obra guarda también, como nos dice, “elementos que explican qué ha querido representar el pintor en el momento en el que estaba viviendo”. Hoy se detiene ante ellas de una forma que no había hecho hasta ahora. ¿Qué le ha despertado esta nueva mirada?

Todo eso lo ha interiorizado tras participar en ‘ Marcos de Mira ’, un programa de e

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