Las series nórdicas se han convertido en una apuesta segura para muchos devoradores de streaming, que encuentran en ellas una fuente que no se agota, y que Netflix ha sabido mantener en funcionamiento. Historias de suspense desarrolladas en el marco de lugares inhóspitos que no dejan espacio para muchos paseos, y sí para la angustia. Lienzos exóticos que nos proponen historias que parecen conectar con el resto del planeta desde un lugar indescifrable.

Si sumamos a la ecuación que lo que tenemos entre manos es una miniserie apta para devorar en tiempo récord, ya tenemos una clara vencedora que, en tan solo dos días, se ha hecho con el número 1 en 44 países. Una cifra que, sin duda, confirma el gancho de una apuesta que, si bien no ha cosechado muchos elogios por parte de la crítica, sí ha

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