Cerebro a punto de explotar, cuerpo dolorido, mareo y ganas de que acabe deprisa. Esto es lo que se siente cuando tienes resaca después de una noche de excesos. La película del Barça no es como la de Bradley Cooper y sus amigos encontrándose Mike Tyson y perdiendo algún diente, pero está claro que ahora está pagando las consecuencias de la fiesta futbolística que fue la pasada temporada. Si exceptuamos el desencanto provocado por Acerbi en Milán, el curso 24-25 fue como un sueño erótico: el equipo de Hansi Flick rindió por encima de sus posibilidades y quebró el molde de las expectativas con su estilo atrevido y arrebatado. Física y mentalmente, se exprimió más allá de los límites y ahora le salen todos los males. La descompresión es evidente y el bajón físico está llenando la enfermería

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