Como cada 1 de noviembre, el Día de Todos los Santos tiñe los cementerios de flores y recuerdos. Familias enteras se reúnen para limpiar las lápidas, encender velas y llevar ramos de flores a sus difuntos. Es un ritual de respeto y memoria que, aunque sigue vivo, parece perder fuerza entre las generaciones más jóvenes.

Mientras los mayores mantienen la cita como un acto inquebrantable, los jóvenes muestran una relación distinta con la tradición. Algunos acuden al cementerio por acompañar a sus padres o abuelos, pero otros prefieren recordar de otro modo: con una visita simbólica en otro momento del año o con un simple pensamiento desde la distancia.

Esta diferencia generacional no pasa desapercibida. En redes sociales, el perfil @laespabilastudio ha publicado un vídeo que se ha h

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