Cada 31 de octubre, mientras los niños se preparan para pedir dulces y los vecindarios se llenan de disfraces, resurge una historia que ha sembrado miedo por generaciones: la de los “dulces envenenados” .

Según la leyenda, algunos extraños reparten golosinas contaminadas o con objetos peligrosos durante Halloween , poniendo en riesgo la salud de los más pequeños. Sin embargo, esta creencia, ampliamente difundida por los medios, no tiene base real.

EL ORIGEN DEL MITO

La leyenda urbana de los dulces envenenados comenzó a circular en Estados Unidos en la década de 1960 , en un contexto de creciente desconfianza social. Padres preocupados y medios sensacionalistas ayudaron a construir el mito, difundiendo rumores de niños intoxicados tras comer caramelos de desconocidos.

Uno de l

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